27 abr 2008

Tus insignificantes grandezas

Indago tras esa nube rizada. Bajo ella, se aparece un horizonte muy lejano, profundo, hasta infinito. Mientras me hablas, únicamente pienso que tu mirada ha traspasado mis límites. Lo ha hecho.

El fulgor de la media luna tras las sombras encrespadas me seduce, y el retumbar de un carcajeo entusiasmado me ensordece. Tu sonrisa me transporta hasta una esfera diferente. Lo consigue.

Por un sendero de cuadros retorcidos me doy el más febril de los paseos, y llego a la plenitud naranja. Mientras tú charlas, yo me distraigo, viajando sin seguir ningún tipo de cuadro y alcanzando en sueños la plenitud de tu orgasmo.

Un latir acelerado se remueve entre tirantes musicales que, cuando se derrumban hasta tu cintura, a mí me arrastran transportándome a un estado de locura.

No sé evitar lo que no quiero evitar. Aunque oralmente lo niegue… no pierdo ningún instante cuando puedo imaginar.

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