14 may 2008

Mi yo de hoy

Demasiadas horas necesitando escribir y ahora, que por fin lo hago, voy notando cómo me relajo, cómo expulso, cómo de mi mano emerge una fuerza extrema hasta ahora inexistente que se decide a arrollar todo cuanto se le ponga por delante, empezando por este trozo miserable de papel.

Demasiadas horas que he pensado. Demasiadas cosas que he sentido. ¿Por dónde empiezo si ni siquiera sé dónde comienzo yo?

Desconocida. A menudo, me resulto la persona más extraña, la más lejana, la que es completamente incompatible. Y ni siquiera tengo un mínimo control sobre ella. Ni la capacidad para frenarla a tiempo. Para decirle no. Para actuar sin pensar en lo que por sus estupideces pierdo. Tal y como voy… lo acabaré perdiendo todo.

Y en realidad no me mereceré otra cosa, si no lucho por nada. Si no tengo valor. Si no puedo ignorar mis miedos. Si a veces en una gota puedo ver todo el océano y otras veces, de esa gota, soy capaz de hacer diluvios.

Viene hacia mí la rueda del delirio, de la locura insana, de la carencia de fundamento. Y doy vueltas con ella aún sin quererlo. Ya he empezado. Y ahora ya no sé pararlo.

Me agarro a la soledad aún cuando puedo desecharla y no la amo. Es mi necesidad mi verdugo. Algo insaciable. No tendrá fin.

No me veo. No sé quién creo que soy ni en qué dirección voy. No sé qué quiero. Ni qué no quiero. Es posible que esté perdiéndome a mí misma mientras espero encontrar a alguien más. Y nadie a solas se atreverá a negar que todos buscamos exactamente lo mismo, aunque lo hayamos dicho alguna vez en voz alta. Pero es verdad que no todos nos escurrimos en el intento… Yo sí. Y me he manchado con toda la mierda que había en el suelo.

Seguramente cualquier otro lo haría… pero mi yo de hoy no se va a limpiar.

No hay comentarios: