21 may 2008

Aicilaa...

Observa cómo golpea la lluvia contra los cristales, pero su curiosidad perenne no se conforma con deleitarse. Ella también quiere sonar bajo las gotas. Ella también quiere mojarse.

Sin pensar, sale a la calle.

Cae la lluvia sobre su pelo. Cae sobre sus manos, cae sobre sus hombros. Cae la lluvia, cuando mira hacia el cielo, también sobre sus labios.

Se sumerge en el frescor de una tormenta que se da en pleno bochorno.

Y de repente cesa implacable, el caer del agua, como si alguien eligiese detener el tiempo.

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