11 may 2008

Fusión

De pronto, me topo con esas cosas que no pueden verse estando sólo de turismo. Comienzo a adentrarme en los suburbios de Seúl; a zambullirme en los escondrijos, en los misterios que sólo se descubren o se intuyen cuando uno intenta llegar al fondo, profundizando en cada recoveco. Y sin darme cuenta, mientras trato de recubrir esos callejones con mis andanzas, es Seúl quien penetra en mí.

Ahora esas tierras también viajan… Por mi superficie. Por mis entrañas. Ahora Seúl comienza a reavivar las pequeñas aicilaadas cotidianas que se derritieron en un tiempo pasado. Y así, empiezo a formar parte de ese paisaje seuliano con el que tanto he esperado fundirme.

Manantial de deseo… Todo se nutre bajo las sábanas.

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