27 dic 2007

Aicilaa...


Escribía siempre que callaba algo. Escribía por necesidad, por vicio, por fijación. Escribía porque, en realidad, una especie de impulso rebelde le empujaba a hacerlo. Para ella, escribir era tan libre como cualquier estornudo: se escapaba de repente y sin poder controlarlo.

Escribía en cualquier sitio, sobre cualquier papel… pero nunca con cualquier bolígrafo. Ella siempre utilizaba el color rojo. Y la razón la desconocía, pero la caracterizaba. Siempre señalaba la fecha, pero nunca la hora. A veces tardaba varias en escribir sólo un párrafo y otras, por el contrario, rellenaba montones de hojas en pocos minutos.

Escribía porque, sencillamente, no podía evitarlo. Sobre todo, cuando tenía sensaciones tan intensas que creía que nadie más las había sentido. Escribía cuando algo le era tan desconocido que le asustaba. Escribía por desconfianza, y por seguridad. Como a él la música, a ella escribir le sumergía en un calabozo de emociones extrañas, irreconocibles, indescriptibles. Y se esforzaba por vomitar lo que tantas náuseas le provocaba. Tenerlo dentro no le servía de nada. Era estúpido, inútil, y además, doloroso. Y «sin embrago – pensaba ella – escupirle un gargajo al mundo no es mejor que tragárselo».

Aunque se sentía terriblemente culpable, ella seguía escribiendo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"escupirle un gargajo al mundo es mejor q tragarselo" estoy de acuerdo, escribes cosas muy profundas mi niñaaaa yo kisiera aprender a escribir asi.....sigo leyendo...tu bolitaaaa

Aicilaa dijo...

"escupirle un gargajo al mundo NO es mejor que tragarselo"...creo que no estamos tan de acuerdo en esto, no? pero gracias por leerme y por tu apoyo, me gusta que por fin me estes leyendo. Un besazo