17 ago 2008

Erupción a distancia


El poder de la música es tan arrasador como el del propio fuego. Como un volcán que erupciona preso del pánico ante un mundo que tambalea, yo vomito una palabra tras otra para sacar de dentro todo el calor que tengo: el calor que abrasa mi cordura cuando escucho esas canciones.

Por un momento me siento parte del humo, acompasándome con al aire que hay al salir del cráter. El mismo aire que ahora acaricia el Sahara. El mismo aire que ahora te toca a ti. El mismo que un día también me tocó a mí.

Me consumo en cada melodía. Me descompongo junto a las cenizas que se agitan con el tiempo, como las notas musicales que se esparcen dentro de mi cabeza, de un lado a otro, alocadas, alocándome.

Y explosiono en un llanto, en rabia, en una impotencia tan sólida como cuando se enfría la lava. Y después ya sólo quedan escombros… Lejos del desierto, soy escoria.

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