2 nov 2008

¿Quién me lo iba a decir?

¿Quién me lo iba a decir?

Después de un inicio alicaído, disperso, insípido.

Después de descender y descender y descender.


¿Cómo iba a imaginarlo?

Después de detener mis sueños mientras corría el tiempo.

Después de retorcer mis objetivos.


¿Por qué iba a pensarlo?

Después de largas noches de tedio.

Después de interrogarme cada día, sin dar tregua.


¿Cuándo lo iba a saber?

Después de restregarme el aislamiento.

Después de convencerme de que aquí, siempre sería así.


Hace dos meses no lo hubiese creído…

Pero, ¡qué estupidez!

Resulta que hoy todo es, por fin, distinto.


Sentir que soy parte de esta rutina.

Tener mi hueco cálido en el frío.

Encontrar el mejor de los abrigos.


Finlandia parecía triste, incluso desolada,

pero hoy, en cambio, me sonríe.

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