26 feb 2008

¡Te escapas!

Te marchas. ¡Te has ido! El reloj parece correr un maratón contra la fugacidad del tiempo.

Recojo tu ausencia. Tu aroma se ha quedado impregnado entre las hojas de estos libros. Si tú supieses qué es exactamente lo que estoy haciendo ahora… no me dejarías escapar.

Y lo que no sé aún es cómo te escapaste tú esa noche… con lo fuerte que te agarraba.

Sigo bailando. Sigo bailando aproximándome al cielo. Como en estado de tripi, el ácido que brota de tu aliento ha perturbado mi postura, y también mis actos. Y en plena embriaguez alucinógena, repaso tus gestos, y también tu cuerpo.

Esto se sale, se va. Se escapa. Como tú lo hiciste. Y con tu fuga no sólo perdí el norte.

Sigo viajando… viajando hacia un Seúl extravagante y sembrado de exotismo. Viajando a un lugar donde la percepción se concentra paulatinamente en una pompa, hasta que estalla.

Y cuanto más quiero acercarme más me alejo. Y cuanto más quiero alejarme más me acerco.

Sopla un viento cálido y asalvajado…

No hay comentarios: