Sólo con el aire del Pacífico como equipaje, Chile empezó su viaje por la Panamericana.
En el sur, eligió las tres rocas más grandes que encontró, y tras tallar la Patagonia, las convirtió en Torres del Paine. Sin descanso, esculpió una larga cordillera. Ya coloreada, y habiéndole limado un altiplano, la denominó los Andes.
Durante algún tiempo, Chile practicó creando valles y volcanes, y finalmente, ya en el norte, moldeó el desierto de Atacama. Sólo con el viento.
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