1 dic 2008

Tres hogares

Es curiosa la vida.

De frente, la cuesta arriba.

Subes, subes y subes.

Te esfuerzas y sudas.

Te cansas.

Pero sigues luchando y, cuando por fin llegas a ese punto, a ése lejano punto de allí arriba que hoy por fin has alcanzado, sin remedio alguno te ves bajando. Y regresas. Regresas de ese lugar que ahora comenzaba a ser tu casa.


Es curiosa la vida. Tu verdadera casa no es la que tú sientes como tu casa. Tres lugares, tres climas. Tres formas de vida. Tres rutinas distintas, tres hogares. Y siendo parte de cada uno de ellos, no te sientes parte de ninguno.


Estás perdida; ni tú misma te entiendes. Unos creen que te volviste loca, otros creen que eres valiente. Unos te confunden y otros dicen que te admiran. Pero ninguno de ellos te entiende. Y por ello, a veces, hasta llegas a dudar. Y te preguntas a ti misma, acobardada: “¿Será verdad?” No sabes qué es lo que sientes, si te lo acabas de imaginar. No sabes por qué te mueves… Te dejas llevar. O no, no es cierto. Sencillamente, vas. Vas porque crees en ello. O eso crees. Ya no sabes qué pensar.


No eres de esos que se apoyan en un ser supremo, pero buscas la supremacía, e imaginas que un día la encontrarás. Y entonces tendrás tu hogar, y todos aquellos que te juzgaron, esos que te idealizaron, esos otros que te confundieron y esos que te repudiaron, quizás sigan juzgándote, idealizándote, confundiéndote o repudiándote, pero de pronto, te entenderán.


Y si no… si no, te dará igual.


No hay comentarios: