23 jun 2009

Remordimiento


Vienes,

como el horizonte al infinito.

Me atraviesas,

me dominas.

Ahora es mi pecho hundido

el único que respira.

Mi despiadada bondad,

la que conspira.

Retorciendo los recuerdos,

pellizcándome a destiempo…

Tú, ¡que raramente avisas!

Eres lo más cruel,

y también lo más sincero.


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